lunes, 5 de marzo de 2007

tersillo

a mi yo y a mi terso yo.



me pides que corra hasta alcanzarla, pero que nunca nos mire. tener sus cabellos entre mis dedos, pero sus ojos nunca; no parar de moverlos. me llevas a muchos lugares y (siempre ha de suceder lo mismo), sin que me dé cuenta, de pronto haces que Blanca aparezca para fastidiarme.

Blanca está aquí para volverme loco, aunque hay ocasiones en que pienso que ella no existe, que ni siquiera tiene un cuerpo, aún cuando tenga cabellos tan pesados que hacen quebrar al mismo viento que los sostiene en el aire mientras ella juega a dar saltos.

Somos tres, y sé muy bien que decir esto es no decir mucho porque nuestra forma de ser nos excede. hay veces en que Blanca se desploma y de su boca no sale un aliento sino otros que gritan en el aire para oler como la tierra amarilla.

-ándate por los pliegues, descubre que entre dos nadas hay del tuétano que tanto nos gusta-.

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